
Cáncer de esófago: cuando sus células crecen sin control
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Tiempo de lectura: 4 min
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El cáncer de esófago es un tipo de cáncer del el sistema digestivo, localizado en el esófago (un tubo hueco fibromuscular que comunica la garganta y el estómago y su función principal es, por lo tanto, el paso de los alimentos para su posterior digestión).
En primer lugar, los alimentos se ingieren y se procesan a través de la boca mediante la digestión mecánica ejercida por los dientes y el movimiento de la lengua, reforzados por una digestión química realizada por las enzimas salivales. Cuando se ingiere, este alimento pasa a la faringe y luego al esófago, que es uno de los primeros componentes del sistema digestivo y del tracto gastrointestinal. El esófago está asistido por varios anillos musculares, el esfínter esofágico superior e inferior, y sus funciones consisten básicamente en permitir la ingestión del bolus de alimentos y coordinar con los músculos esofágicos con el objetivo de reforzar las contracciones peristálticas para llevar el bolo alimenticio hasta el estómago.
Los casos de cáncer de esófago generalmente comienzan en el revestimiento de las células escamosas y en las glándulas o tejido columnar en el esófago.
Los médicos clasifican el cáncer de esófago según el tipo de células involucradas, tales como:
Una serie de factores pueden aumentar el riesgo de cáncer de esófago. Algunos factores de riesgo se pueden manejar, por ejemplo, el tener un estilo de vida más saludable, pero otros factores no se pueden controlar, como los antecedentes familiares.
Los factores de riesgo para el cáncer de esófago incluyen:
Aunque la mayoría de los casos de cáncer de esófago no causan ningún síntoma hasta que se diseminan demasiado para curarse, las personas con cáncer de esófago en sus etapas iniciales pueden presentar alguno de los siguientes síntomas:
En el caso de que se haya diagnosticado previamente el esófago de Barrett, una afección precancerosa que aumenta el riesgo de cáncer de esófago causado por el reflujo de ácido crónico, es importante consultar al médico qué signos y síntomas debe observar para indicar que esta afección puede estar empeorando.
Generalmente, en las etapas iniciales (I y II), alrededor de 40 de cada 100 personas (40%) viven durante 5 años o más si el cáncer se encuentra solo en el esófago. Cuanto más desarrollado esté el tumor, las posibilidades de sobrevivir son drásticamente más bajas, concretamente en alrededor de 21 de cada 100 personas (21%) si el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos cercanos. La mayoría de las personas con cáncer de esófago avanzado viven entre 3 y 12 meses después del diagnóstico de cáncer. Alrededor de 4 de cada 100 personas (4%) viven durante 5 años o más. En pacientes cuyo cáncer ha crecido a partir de células escamosas, se ha informado de tasas ligeramente más bajas en comparación con aquellos con adenocarcinoma.
IMPORTANTE: EL DIAGNÓSTICO PRECOZ DEL CÁNCER ES DE VITAL IMPORTANCIA DEBIDO A QUE UN CÁNCER DIAGNOSTICADO EN UNA ETAPA TEMPRANA ―ANTES DE QUE HAYA CRECIDO DEMASIADO O SE HAYA PROPAGADO A OTRAS ZONAS DEL CUERPO―, TIENE MAYOR PROBABILIDAD DE SER TRATADO CON ÉXITO. POR CONTRA, SI EL CÁNCER SE HA DISEMINADO A OTROS ÓRGANOS, SU TRATAMIENTO SE HACE MÁS DIFÍCIL, Y GENERALMENTE LA PROBABILIDAD DE SUPERVIVENCIA ES MUCHO MÁS BAJA.
Durante años, las técnicas de imagen como la radiografía de contraste del tracto gastrointestinal superior y la endoscopia han estado a la vanguardia del diagnóstico de cáncer. Desafortunadamente, estos procedimientos son intrínsecamente limitados. En primer lugar, la toxicidad relacionada con el uso de un agente de radiocontraste como el sulfato de bario puede ser perjudicial para los pacientes. En segundo lugar, el uso de la endoscopia de forma no adecuada puede provocar algunas lesiones en el tracto gastrointestinal mientras se desarrolla la imagen. En tercer lugar, este tipo de exploraciones difícilmente proporcionan información molecular esencial. Finalmente, todos estos procedimientos agregan costos significativos a lo largo del tratamiento.
El cáncer de esófago es un tipo de cáncer en el sistema digestivo, localizado en el esófago (un tubo hueco fibromuscular que comunica la garganta y el estómago y su función principal es, por lo tanto, el paso de los alimentos para su posterior digestión).
Los casos de cáncer de esófago generalmente comienzan en el revestimiento de las células escamosas y en las glándulas o tejido columnar en el esófago.
El adenocarcinoma y el carcinoma de células escamosas son los dos tipos más comunes de cáncer de esófago.
Beber alcohol, fumar, la obesidad o no seguir una dieta equilibrada son algunos de los principales factores de riesgo para el cáncer de esófago.
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